Esta mañana mientras Jean se hacia la ducha entre a lavarme los dientes:
– «esta noche debemos ir a casa del «americano», yo trabajo hasta las 19.30, así que antes de las 20 no podemos estar allá»
Jean, que odia que entre al baño cuando el se esta bañando, dice que lo miro como un enfermo sexual, me responde:
– «no lo se Tonio, no tengo ganas de ir, así que si no me llama hoy para confirmar yo no lo llamo y esta noche salimos por acá cerca con Maddeleine»
– «como no tienes ganas?, eres tu quien lo ha animado a hacer esta cena»
– «yo no he animado a nadie, es el que quería que hagamos algo acá (en casa nuestra) y a mi no me va, pues siempre viene con alguien y esta vez quería traer a 3 amigos mas, se que los días de semana son pesados para ti también, así que mejor que el haga lo que quiere en su casa y si nos quiere invitar nosotros vamos»
El motivo de la cena era que en Roma estaba Maddeleine, una amiga y colega de Jean, que la primera semana de setiembre nos invito y hospedo en su casa en Lille y como los que fuimos eramos 4: «el americano», Jean, Marco y yo, cada uno de nosotros, mas que nada Marco y «el americano» querían organizar una cena para ella, pues cuando Maddy esta en Roma cena siempre con nosotros (Jean y yo).
– «ademas no ha invitado a Marco y eso no esta bien»
reclamaba Jean,
– «pienso que aunque si lo invitaba, Marco no hubiese venido, pues creo que hoy tiene algo que hacer»
inventaba yo una excusa, pues Marco a pesar de la gran simpatía que sintió por el americano al inicio, ahora no lo soporta.
Esta conversación matutina haría confundir un poco a todos si nos escucharan, pues Jean al parecer ha desarrollado un cierto hastío hacia su amigo «el americano» y muchas veces yo me he encontrado en la situación de deber hablar al americano, pues Jean muchas veces, como sucedió en Lille, lo ignora.
Lo que sucedió en Lille, fue muy extraño o quizás no, «el americano» se comportó como un antisocial, no quiso venir a la discoteca con la excusa que tenia que trabajar el viernes por la noche, no desayuno con nosotros, (Maddy, su marido, su hijo, Marco, Jean y yo) a pesar de que en la mesa estaban sus mangos y papayas directamente traídas de Kenya (el americano tiene familia en Kenya) que yo tuve que cargar en mi maleta durante el viaje de Roma a Lille. Regresando a Roma de Lille, «el americano» insistía bastante en que quería que hagamos una cena en casa, decía tener un amigo que quería presentarnos, pensé si no seria otro «palestino» o alguien de mi vida pasada, pues cuando le dije a Jean del extraño estado de animo en Lille de su amigo, Jean me respondió:
– «cuando no es el centro de la atención, el no se siente bien, el te ve a ti como su enemigo, pues desde que llegaste tu, siente que ha pasado a segundo plano»
esta frase seria motivo de otro post, también esta frase me hizo entrar en pánico, me preguntaba una y otra vez quien seria este amigo que tanto interés tenia en presentarnos, que estaría preparando esta vez, en mi cabeza rondaban mil y un preguntas, pero no podía ser posible que preparara algo contra mi y porque no, si ya lo había hecho antes.
Al día siguiente de la noche que hable en el post anterior, vimos a «Lisa el egipciano» y Marco, «Lisa» nos comento que el «palestino» le había pedido su numero de teléfono la noche anterior y que esa mañana lo había llamado, diciendo que quería pedirnos disculpas por lo ocurrido la noche anterior y que si el le podía dar nuestros números de teléfono, «Lisa» no teniendo nuestros números no le dio nada, regresando de la cena, Jean me dice que había recibido un mensaje del bendito «palestino», que decía:
«te pido disculpas por lo que sucedió ayer y también te pido que hables con Stefano y le digas que entre nosotros no sucedió nada, pues no se como se ha enterado del problema que hizo Antonio y ahora no me quiere responder»
– «le has dado tu numero de teléfono?»
Que no tenia sentido alguno esto, pues Lisa había dicho que el palestino le había pedido nuestros números.
-«Tonio, no comencemos otra vez, no se como ha obtenido mi numero, yo se muy bien que tipo es ese muchacho, así que no se me pasaría por la cabeza darle mi numero jamas»
– «entonces quien se lo ha dado»
– «no lo se»
– «como no lo sabes»
– «lo sabes tu?»
– «es obvio, que ha sido tu amigo»
– «lo se»
respiro hondo y profundo para no dejar salir de mi boca insultos, blasfemias y lisuras, no lo logro
– «que mierda quiere el ‘americano’, a donde quiere llegar?»
– «hablare con el y no responderé al ‘palestino’, no quiero problemas entre nosotros»
Pasan dos días y durante la tarde me llama Jean y me dice que lo había llamado «el americano», quería cenar con nosotros, le hago hincapié a Jean:
– «esta bien, pero no sea que se presente con su amigo, pues a ese tipo no lo quiero ver mas»
– «no te preocupes, seremos solo los tres»
Esa noche nos encontramos en «aristocampo» para el aperitivo, el ‘americano’ como siempre estaba retrasado, cuando regreso de asaltar el buffet, sorpresa: estaba el ‘americano’ con el ‘palestino’.
-«hello Antonio» – me saludo delante a la mirada malévola del ‘americano’ y de un nervioso ‘Jean’
– «ciao» – le respondí -«come va?»
– «sorry sorry sorry» – y no se que mas en Ingles,
como de guion, se le pego otra vez a Jean y yo desenvuelto por fuera Soraya Montenegro por dentro, estoy al juego del ‘americano’ y dejo que me entretenga el, por debajo de la mesa el ‘palestino’ me toca la rodilla con sus piernas y juguetea, tiro la silla mas atrás y luego me voy a fumar, Jean no viene conmigo y ahora si que puedo estar enojado, sobretodo cuando Jean le dice:
-«la próxima vez me cuentas bien»
‘próxima vez’, Jean tiene intención de verlo una próxima vez? bien, ya estábamos a los saludos, fuera del restaurante y era hora de que cada uno coja su camino, el ‘palestino’ que debía ir a la estación Termini, pregunta cual es nuestra dirección y dice que el también debe ir en esa dirección, que es el exacto contrario de la estación. Yo me retuerzo en lisuras e insultos hacia los tres, pero me mantengo frío, en eso soy muy bueno, Jean le dice que esa no es su dirección y que debia ir en la misma dirección del ‘americano’.
Es la ultima vez que vimos al ‘palestino’, quizás porque una vez llegados a casa vomite toda la rabia que había anidado esa noche, dormí en el sofá comunicándole que era tarde para irme, la mañana siguiente me desperto pidió disculpas y me aseguro que esta vez le haría entender de una vez por todas a su amigo la gravedad de la situación.